Esta fiesta ocupa todo el fin de semana y suele tener una afluencia elevada de personas.

Con los primeros rayos del sol del sábado, las campanas del templo y el sonido de las dulzainas, serranas, danzantes y tunos salen del templo parroquial junto a la imagen poniendo en camino a todos los saeliceños, quienes acompañan a la bella talla de la Virgen de los Remedios hasta la antigua ciudad romana de Segóbriga, situada a unos 4 km, donde está ubicada la ermita dedicada a la patrona de Saelices.

A lo largo del camino los cánticos y salves ayudan al caminante a hacer el camino más ameno.

Una vez que la peregrinación llega a la bella Segóbriga, será nuevamente la danza la que recoja a la imagen y a los peregrinos para subir «la colá» -última cuesta- que nos llevará hasta la parte alta, conocida antiguamente como Cerro Cabeza de Griego.

Ya en la ermita los devotos de la Virgen celebran la Eucaristia acompañados del Coro dirigido por Israel Herrero -nombrado recientemente hijo predilecto del pueblo de Saelices-, que desde hace más de veinte años realiza esta tarea.

Después de la comida, danzantes, tunos y serranas dedican bailes y versos escritos por ellos mismos, con una entonación característica en las «Salves a la Virgen de los Remedios».

Tras las Salves, los peregrinos regresan a Saelices con la Virgen para ponerse sus mejores galas y acompañarla en la procesión de la noche, en la que también saldrá la Abuela Santa Ana que danzará al son de los tunos.